Beneficios medioambientales de pasarse a la movilidad eléctrica sobre dos ruedas

Adoptar la bicicleta eléctrica como modo de transporte urbano reduce drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, alivia la congestión vial y minimiza el consumo de recursos comparado con el automóvil. A continuación se detallan sus principales aportes medioambientales.

1. Reducción drástica de emisiones de CO₂

Una e-bike emite únicamente entre 10–20 g de CO₂ por kilómetro recorrido, incluyendo la producción de la electricidad necesaria para recargarla, frente a los 271 g/km de un coche de pasajeros convencional.
Su huella de carbono operativa es hasta 30 veces menor que la de un automóvil privado.

2. Eficiencia energética y menor consumo de recursos

  • Alta eficiencia motriz: El motor eléctrico de una e-bike convierte más del 85% de la energía eléctrica en movimiento, mientras que un motor de combustión interna apenas alcanza el 25% de eficiencia.
  • Menor peso y tamaño de batería: Una e-bike lleva típicamente 0,4–0,8 kWh de almacenamiento, frente a 50–100 kWh en un coche eléctrico, lo que implica menor extracción de metales y menor energía para su producción.

3. Impacto del ciclo de vida más sostenible

  • Fabricación: Producir una e-bike genera alrededor de 134 kg de CO₂e, muy por debajo de las 6–10 t de CO₂e que implica fabricar un coche eléctrico.
  • Fin de vida: El aluminio del chasis es altamente reciclable y los programas de reciclaje de baterías avanzan rápidamente, reduciendo la carga ambiental al desecharse.

4. Alivio de la congestión urbana y demanda de infraestructuras

  • Menos tráfico al sustituir trayectos en coche por e-bike: un estudio en Portland estima que si el 15% de los desplazamientos en coche se hicieran en e-bike, las emisiones urbanas podrían caer un 12% anual.
  • Reducción de pavimentación: Menor uso de carreteras de gran calado y potencial para carriles bici hechos con materiales de baja huella de carbono.

5. Disminución de la contaminación acústica

Las e-bikes operan con un nivel de ruido inferior a 50 dB, frente a los 70–80 dB de circulación de un coche en ciudad, mejorando la calidad de vida y reduciendo el estrés ambiental.

6. Contribución a la salud pública y entornos más verdes

  • Incentivo al ejercicio moderado: Aumenta la actividad física sin renunciar a la asistencia eléctrica, mitigando enfermedades relacionadas con sedentarismo y reduciendo costes sanitarios vinculados a la contaminación atmosférica.
  • Menor emisión de partículas (PM₂.₅ y PM₁₀): Al no quemar combustibles fósiles, las e-bikes no expulsan partículas nocivas, mejorando la calidad del aire urbano y reduciendo enfermedades respiratorias.

Pasarse a la bicicleta eléctrica no solo representa un ahorro energético y económico, sino un paso decisivo hacia ciudades más limpias, silenciosas y saludables.